jueves, 7 de marzo de 2013

Peter y Harry Brant: los 'it boys' de Manhattan


Millonarios y frívolos, pero también  cultos y distinguidos, los Brant se han convertido en los ‘it boys’ más famosos de Nueva York. Criados entre las obras de arte y las mansiones de sus ricos padres, los hermanos Brant marcan tendencia con sus ‘look’ mientras ocupan las primeras filas de los desfiles y asisten a las fiestas más exclusivas. 

Todo empezó con una simple fotografía. En 2010, un paparazzi inmortalizaba a la familia Brant en las playas de la isla caribeña de Saint Barts. El matrimonio, formado por la modelo Stephanie Seymour y el multimillonario Peter Brant, acababa de reconciliarse después de que ella pidiera el divorcio un año y medio antes y se tiraran los trastos a la cabeza en los tribunales. Las fotos de la pareja, acompañada de sus hijos, venían a confirmar la reconciliación para zanjar, por fin, el asunto. 

Pero una imagen de aquellas vacaciones encendió de nuevo la pólvora del escándalo. En ella, Stephanie y su hijo mayor, Peter, que entonces tenía 16 años, se abrazaban y se daban un beso en los labios. Terminado el culebrón del divorcio, la prensa encontró en la fotografía la insinuación de una actitud incestuosa. 

Y entonces, Peter II saltó a la palestra para finiquitar el asunto en Facebook. "Soy abiertamente gay. Mi madre es mi mejor amiga y hablo con ella de todo. Y sí, quizá nuestra relación sea diferente debido a mi sexualidad", aclaraba. La espontánea salida del armario del adolescente llamó la atención de la prensa neoyorquina, que empezó a observar sus idas y venidas y las de su hermano, Harry, dos años más joven. Asiduos a la primera fila de los desfiles de la Semana de la Moda de Nueva York, a las inauguraciones de las galerías y a las fiestas más exclusivas, los Brant se convirtieron en los nuevos 'it boys' de Manhattan. 


Los 'blogs' de moda les ‘condecoraron’ como los nuevos iconos fashion y con sus comentarios elitistas en la cuenta de Twitter que tienen a medias se ganaron a pulso una reputación de niños malcriados. Tanto que, si no hubiese sido por un problema de última hora con las invitaciones, se hubieran presentado en la gala del Metropolitan Museum of Art al volante de un Rolls-Royce plateado y con una cría de pantera con un collar de diamantes. "No eres nadie hasta que PETA (la organización en defensa de los animales) te odia o te ama", le contaba Peter a 'Vanity Fair'. 


Solo moda y arte

Para tratar de entenderlos, basta con decir que durante la cena en casa de los Brant solo se habla de exposiciones, subastas de arte o desfiles de moda. Crecieron rodeados de opulencia en la mansión que su padre, el coleccionista de arte y magnate de la prensa Peter Brant, construyó en Greenwich (Connecticut) en 1987. 

En realidad, el patrimonio familiar procedía de la imprenta que el abuelo Brant fundó en 1941 y cuyo legado está estimado hoy en 500 millones de dólares -1.400 antes de que la recesión y la crisis menguaran su fortuna-. Peter y Harry crecieron entre artistas y sus obras. En concreto, las más de mil piezas de pintores y escultores como Andy Warhol, Julian Schnabel, Jean-Michel Basquiat o Jeff Koons que Brant custodia en su residencia. Así aprendieron a dominar la jerga del gremio. 

"La gente del arte habla poco de otra cosa que no sea arte, así que tienes que estar a la altura. Una conversación sobre arte siempre acaba en una sobre moda, y una conversación sobre moda lleva a una sobre arte", 
ha explicado Peter. Él mismo se ha aplicado el cuento y, con apenas 19 años, tiene la labia de un marchante de arte.



Jóvenes emprendedores


"Me apasionan los muebles dieciochescos, la pintura de finales del siglo XIX y el movimiento ‘arts and crafts’. Mis gustos van variando, pero siempre dentro de esos tres siglos", le explicó al diario 'New York Times'. Además de definirse como "coleccionista", ensu Facebook añade a su lista de ocupaciones las de "diseñador, modelo y ‘socialité’".De hecho, ha contado que su libro favorito es Teoría de la clase ociosa, de Thorstein Veblen, una crítica al mismo estilo de vida hedonista que él practica. 

"Tuve una época en la que solo me ponía petos vaqueros, camisetas de Azzedine Alaïa y los mocasines de Manolo Blahnik de mi madre. Ese era mi uniforme", ha explicado sobre su particular fondo de armario. Y sobre su orientación sexual, afirma que ahora se siente atraído por ambos sexos. "No me gusta que traten de definirme. Yo soy indefinible y estoy indefinido. Y todo el que crea que sabe algo sobre mí no tiene ni idea", ha sentenciado. 

Efectivamente, en las fiestas de la alta sociedad se ha dejado ver con chicas, pero también con chicos, y el año pasado tuiteó: "Si un chico se gasta 300 dólares en una cena, luego tienes que hacer lo que él quiera… Solían ser 500 dólares, pero estamos en recesión jajaja".


Su hermano, Harry, es dos años más joven que él, pero igual de precoz. Con nueve años, pidió por su cumpleaños acciones de Apple para venderlas a los 13 y comprarse el primer cuadro de su colección de arte. Presume de enviarse mensajes con Courtney Love y aspira a que su vida se convierta en una película y que Sofia Coppola la dirija. Igual que su hermano, Harry es un fashionista convencido, como demostró en septiembre cuando acudió a una gala del Ballet de Nueva York luciendo una capa con bordados en oro. "Me gusta vestirme como una persona diferente. Algunos días, pienso en mí como el capitán de un ejército y otros, como un príncipe desterrado. Aprendí eso de mi madre, que me contó que cuando posaba para Richard Avedon él se inventaba una historia para su personaje". 







Mamá, por cierto, está encantada con la notoriedad de sus retoños y espera que sigan sus pasos en la moda. Su padre, un hombre de negocios al uso, prefiere que estudien para que puedan dirigir el imperio familiar. "Trato de evitar que conviertan su vida privada en pública… Pero son buenos chicos y estoy orgulloso de ellos. Les hemos dado una libertad razonable. Solo esperamos que sean buenas personas y que les preocupen otras cosas aparte de la ropa", ha dicho su padre. 

Y es que pese a sus extravagancias y sus fachadas de bon vivants precoces, los Brant tienen la cabeza bien amueblada. De hecho, la prensa los ha definido como "las hermanas Hilton, pero con cerebro". Y por ahí van los tiros. Mientras Peter estudia Historia del Arte en el Hunter College de Nueva York, Harry saca sobresalientes en su nuevo instituto. 

En el anterior, sus compañeros le hacían la vida imposible. "Llueva o haga sol, me levanto a las seis de la mañana para ir al colegio. Haya dormido una hora o diez", ha explicado sobre su disciplina escolar, que incluye 30 minutos de estudio cada noche haya o no una fiesta. También saben lo que es trabajar. A su manera, claro. "He tenido un trabajo de verano desde los nueve años. En casa teníamos establos y yo trabajaba limpiándolos", ha explicado Harry. 


Sus ocupaciones

Ahora, tienen ocupaciones algo más glamurosas: Harry fue becario en el departamento de publicidad de la revista Interview -propiedad de papá- y Peter, en Sotheby’s. Para el periodista Derek Blasberg, que les pasea de fiesta en fiesta, los Brant no son tan snobs como los pintan y son tan formales que llegan a las fiestas acompañados de mamá y son recogidos por papá. "Nunca les he visto borrachos o montando una escena", ha dicho. 

También les han tentado con hacer un 'reality show', pero los príncipes de Manhattan no están a la venta... De momento. Habrá que seguirles la pista.



Así son Peter y Harry Brant, los considerados como la versión masculina de las Hilton  péro con cerebro.




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